La construcción de
la identidad nacional gira entorno de distintos factores tales como la
historia, la cultura, las comidas o el idioma y se entiende como el sentido de pertenencia
de un ciudadano hacia el país donde nació, Para que un individuo se sienta
identificado con su país, se le inculcan desde la infancia valores morales y
espirituales, valores éticos y cívicos en los centros escolares. Para ello,
padres y madres deben de estar previamente formados, así mismo el Estado debe
de fomentarlo e incluirlo en sus planes de estudio. Un ciudadano con identidad
nacional; valora, se respeta a sí mismo, respeta a sus conciudadanos, vive en
un ambiente de paz. Es fuerte en un mundo globalizado, alguien con
identidad no es absorbido por otras costumbres, otras culturas, respeta y
convive con las mismas.
Para Eduardo
Galeano La identidad nacional es un proceso histórico y geográfico, dinámico y
en constante transformación, en otras palabras: está sujeta al cambio. Es construida
por los individuos y diferentes grupos sociales que nacen o viven en un
territorio mediante el discurso ideológico homogenizador y reproductor del
imaginario nacional y, por otra parte, la influencia cultural expresada por las
interrelaciones con otros países, la cual se ha acelerado por medio del
fenómeno de la globalización.
Para el
intelectual hondureño Julio Escoto, “la identidad de un pueblo se asienta sobre
cuatro bastiones: Territorio e historias comunes, lengua y algún sentido de
espiritualidad (Religión)”.
Todos los miembros
que habitan un espacio geográfico delimitado por una frontera terrestre o
marítima, con leyes constitucionales y con autoridades políticas y sociales,
deben obligatoriamente, tener identidad nacional, coincidir con las normas,
valores, historia, costumbres y mantener una unión aunque no se conozcan,
preservar ese imaginario estando dentro o fuera del país, la base más
importante en la construcción de una identidad colectiva son los eventos más
importantes que han sucedido en un territorio, todo esto hace sentir a las
personas que integran el país un sentido de orgullo y la defienden normalmente
ante el ataque que puedan sufrir. Puede ser raro que un habitante de un país,
que nació y se desarrolló siempre en él, no sienta empatía y orgullo ante la
identidad nacional.
A través de la
historia este término ha ido cambiando y tomando forma según los cambios
sociales. Tiene sus inicios con la revolución francesa con el avance de
Napoleón y la reorganización nacional de muchos estados europeos, la idea de
nación comenzó a establecerse como uno de los elementos más importantes no sólo
para un Estado o gobierno sino también para un pueblo y esta sería la
influencia de los criollos españoles para tomar el poder e independizarse del
dominio Español.
Si bien tras la
independencia se hicieron esfuerzos en la construcción de la identidad nacional
con la invención de algunos símbolos tales como banderas, escudos o monedas
nacionales pero debido a factores como la debilidad infraestructural, la
diversidad étnica y las constantes guerras dificultaron este proceso, no fue
sino hasta 1876 con la implantación de la reforma liberal que buscaba vincular
al país al sistema capitalista mundial, pero a la vez consolidar el
estado-nación para alcanzar el progreso. Nuestra
identidad nacional, se sustenta históricamente con la incorporación de
nuestro Himno Nacional y el conflicto armado entre Honduras y El Salvador
el 14 de julio 1969 y debido a este suceso el Congreso Nacional de
la República, decreta oficialmente dicha fecha como Día de la Hondureñidad.
En la actualidad
este tema es de suma importancia debido a la globalización que debilita el
sentido de identidad, cada vez más personas se sienten más identificados con
otros países ya se Europeos o el propio Estados Unidos y rechazan a su país de
origen por vergüenza o decepción, un factor que influye en este problema son
los medios de comunicación ya sea la radio, televisión o el internet pues desde
estas fuentes también llamadas “el cuarto poder” se introducen valores,
tradiciones propios de otros países provocando una desculturalización en las
naciones, es un hecho que la sociedad actual se encuentra erosionada y que esta
identidad se esté perdiendo y es por ello la importancia de forjar a los
ciudadanos y que estén dispuestos a conservar lo que nos une como país.
En el pasado la
identidad de los ciudadanos estaba más arraigados que en el
presente. Los pueblos eran más respetuosos con sus ancestros, sus costumbres,
sus creencias, sus símbolos patrios, respetuosos con la tierra misma, había un
sentido de Patria. Y esa pérdida de identidad no vino de casualidad, sino de
factores externos como el factor de la globalización, antes mencionado y que se
implantó a nivel global como un sistema económico y político que ve al ser
humano como mercancía, un objeto de mercado y no un ser que siente y piensa.
Las
potencias globales en la actualidad nos quieren sin identidad para seguir
saqueando nuestros recursos naturales y nos dejan en su lugar: miseria y
muerte. Nos quieren sin identidad para seguir llenándonos de comida chatarra
que afecta nuestra salud. Hemos importado una incultura que nos ha llevado a la
violencia y muerte, a vivir con ansiedad y robándonos la paz, eso no quiere
decir que no exista lucha por estas cuestiones, se pueden mencionar varios
ejemplos de lucha por la identidad nacional como el caso de Lempira, al
oponerse al saqueo de los españoles dio muestras de su profunda identidad, amor
por su tierra, por su gente, por sus costumbres, por sus creencias. Morazán se
lanzó a la aventura de la unión de Centroamérica en una sola nación:
personas unidas por su lengua, color de piel, costumbres, unidas por las mismas
desgracias. Luchó por la unidad de Centroamérica para ser más fuertes y poder
resistir las ambiciones de países extranjeros. En años recientes Bertha Cáceres
dio muestras de identidad al oponerse a la construcción de la
represa hidroeléctrica “Agua Zarca”. Proyectos hidroeléctricos que
privatizan recursos naturales de la comunidad.
Esas
cosas que nos unen y que nos hace sentir identificados unos con otros como los
artistas nacionales, intelectuales o deportistas que nos hacen sentir
orgullosos cuando nos representan en otros países o la propia selección
nacional que aunque parezca ingenuo decirlo pero es un fenómeno que
históricamente ha servido para mantener la identidad nacional es tiempos de
crisis como el mundial del 2010 que oculto en su momento la división social y
política tras el golpe de estado del 2009, claro, desde el punto de vista
critico fue un acontecimiento que aprovecho la elite para afianzarse en el poder.
Por
otra parte hay que tener en cuenta lo peligroso que puede llegar a ser la
identidad nacional ya sea como arma y como la principal causa de Xenofobia,
racismo y discriminación principalmente a etnias minoritarias por parte de un
país en específico en la actualidad podríamos mencionar a USA, a través de la
historia podríamos mencionar algunos ejemplos como la Alemania Nazi y su
política nacionalista y sanguinaria en la que se educaban a los niños para odiar a los judíos creándoles una identidad nacional extremista
o también el periodo de la guerra fría en la que Estados Unidos y La Unión de
Repúblicas Socialistas soviéticas preparaban a sus ciudadanos según sus
intereses y su ideología llegando incluso a odiarse sin importar nada.
Según Sandoval
(2009) “A través de la historia, la
educación ha jugado un rol conservador en la conformación de una identidad
nacional, en el marco del discurso ideológico esencialista, hegemónico y
reproductor de ciertas normas, y ciertos ritos y valores de carácter
nacionalista” (pag. 9).
La identidad
nacional, se puede construir y enriquecer aún más, mediante el respeto a las
leyes nacionales, generando credibilidad de nuestro sistema de justicia,
fortaleciendo la transparencia institucional, consolidando nuestra
democracia y recontextualizando nuestro modelo educativo acorde con la realidad
nacional y respondiendo a los retos y desafíos regionales e internacionales.
Por tanto es indispensable que la escuela diseñe y
aplique un modelo educativo con identidad nacional en
cuya formación académica fortalezca el espíritu de hondureñidad que
venga inculcado desde la familia.
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